Calefacción Sostenible Para Comunidades
En lo que respecta a eficiencia energética, Dinamarca es uno de los líderes mundiales. Y una de las razones es la histórica tradición de la calefacción urbana, la cual suministra agua caliente y calefacción a los hogares daneses desde una planta central. Este sistema beneficia a cerca de dos terceras partes de los hogares de este país.
Pero hay un problema. Alrededor de un tercio de la energía utilizada en la producción de la calefacción urbana proviene de combustibles fósiles. Además, gran parte de los dos tercios restantes es el resultado de la quema de biomasa: una solución más ecológica que sin embargo libera dióxido de carbono en la atmósfera. Dinamarca se toma muy en serio sus responsabilidades medioambientales, por lo que se ha comprometido a que las emisiones de dióxido de carbono de su sector energético y de servicios públicos sean casi neutras para 2030. Pero ¿cómo lo logrará? Parte de la respuesta radica en uno de los recursos naturales más abundantes del país: el viento.
Los parques de aerogeneradores que bordean las costas del Mar Báltico y el Mar del Norte en Dinamarca son testimonio de los recursos de energía eólica del país. Hay días en que, si el viento sopla con fuerza, las aspas giratorias producen más energía eléctrica de la que el país necesita, por lo que el excedente se exporta a naciones vecinas. Este es el tipo de energía limpia que se necesita en un mundo libre de combustibles fósiles. Y en combinación con la energía solar, se puede utilizar para energizar esta forma cada vez más popular de calefacción urbana, la cual depende de las bombas de calor.
"Las bombas de calor son un tema de gran interés en Dinamarca; la gente tiene una opinión muy positiva sobre ellas", afirma Jens Christian Nielsen, consultor técnico de Dansk Fjernvarme, la organización del sector de las empresas danesas de calefacción urbana. “Esperamos que cada vez más empresas de calefacción urbana las utilicen. Es algo que me entusiasma mucho”, agrega.
Las bombas de calor que funcionan con energía eléctrica renovable son mucho más eficientes que las que utilizan la combinación actual de combustibles fósiles y biomasa, y Güntner está ayudando a marcar la pauta a seguir en este campo. Recientemente, la empresa participó en dos proyectos con bombas de calor en Dinamarca: uno en Faaborg, una histórica y pintoresca ciudad en la isla de Fionia, y el otro en el distrito de Smørum, al norte de Copenhague. Ambos proyectos tenían como objetivo reducir drásticamente las emisiones de CO₂. En Faaborg, por ejemplo, el objetivo era eliminar seis toneladas de emisiones al año por usuario: el equivalente a cuatro vuelos de ida y vuelta de Europa a Nueva York. Además hubo un beneficio adicional para los consumidores: una disminución prevista de entre 15 y 20% en los costos de combustible gracias al ahorro de energía eléctrica y al uso reducido de biogás en los períodos pico.
Las bombas de calor pueden utilizar varias fuentes de energía —por ejemplo, el exceso de calor producido en fábricas—, y en estos dos proyectos, se decidió usar bombas de calor aerotérmicas. En Faaborg, se instalaron 32 Condensadores Flat VARIO, mientras que en Smørum se montaron 16 Enfriadores de fluido V-shape VARIO.
A diferencia de la mayoría de las plantas de calefacción urbana —a menudo situadas en las afueras de las ciudades—, la planta de Faaborg se encuentra en una zona parcialmente residencial, por lo que debía cumplir con las restricciones de planificación de altura y ruido de la localidad. Esto presentó un desafío: ¿cómo respetar las reglas sin que los evaporadores estén demasiado cerca del suelo (lo que afectaría la eficiencia del sistema, debido a la recirculación del aire)?
El problema se resolvió con la ayuda de una simulación de la CFD (dinámica de fluidos computacional), la cual determinó el flujo de aire alrededor de las unidades en diferentes condiciones. “Fue un proceso innovador, pues no es una práctica común en la industria de la refrigeración”, comenta Henrik Andreassen, gerente de ventas de área de Güntner en la región nórdica. “Fue la primera vez que vi la aplicación de esta tecnología en un proyecto en Dinamarca. Calcular y analizar los datos toma tiempo —un solo modo de operación puede tardar tres días—; sin embargo, es un método que ofrece un buen pronóstico de lo que podemos esperar”.